sábado, 8 de enero de 2011

Mente, fragmento: "El despertar de Freyja"

En muchos lugares de este planeta, los mitos y leyendas son aceptados como parte de su cultura, en otros sin embargo, tan solo reina el concepto de sociedad que todos conocemos, superficiales e ignorantes.

Pero para Joanne, una mujer sencilla de cualquier moderna ciudad, deberían importar ambas cuestiones, o al menos eso era lo que algunos pensaban.

- ¿Por qué estoy sintiéndome de esta manera? -se preguntaba ella mirando el techo de su cuarto mientras yacía recostada sobre su pequeña cama.

Hacía un tiempo en el que Joanne se había estado convirtiendo en una joven muy hermosa, y las personas a su alrededor habían empezado a notar su presencia gracias a ello. No obstante, y a pesar de ser también una estudiante modelo, se sentía vacía y no encontraba el beneficio de contar con las dos caracteristicas que le darían todo en la vida, inteligencia y belleza, una inquietante combinación. Ella, comenzaba a conocer la realidad a la que se enfrentaban todos los seres humanos... y se daba cuenta de como se hacia literal el hecho de que "una imagen valiera mas que mil palabras".

De manera repentina, Joanne golpeó su almohada con toda la fuerza que pudo, pero al darse cuenta de que no había nada que pudiera hacer en ese momento, se rindió ante lo inevitable y se dejo llevar por el cansancio.

Mientras tanto, en un lugar muy lejano, un hombre mayor de rasgos fuertes, brazos enormes y larga cabellera, se encontraba sentado, a la espera de las noticias que había mandado a buscar hace unas semanas.

Cuando su paciencia se estaba viendo agotada por el retraso, un hombre alto y con armadura entró por las puertas de la sala del trono, y, avanzando hacia la persona sentada al fondo de la gran habitación, se despojo de su casco, y arrodillandose ante él, pronunció aquellas nuevas que ansiosamente queria dar a conocer.

- Mi Lord, la hemos encontrado.
- Un excelente trabajo Siegfried, traiganla inmediatamente. -se limitó a decir el hombre enorme de larga cabellera, cuyo gesto se torno mas apasible al escuchar al caballero. Siegfried asintió con un gesto y cruzó de nuevo la sala en dirección contraria al rey del Valhalla.

Al despertar Joanne, sintió algo incandescente en su rostro, y al cerrar sus ojos inmediatamente, se retorció de dolor y notó que se encontraba recostada sobre una superficie plana, que picaba, y se sentía humeda.

Cuando al fin la sensación de ardor en sus ojos cedió, se puso en pie y sorprendida observó, como un campo abierto se extendía a su alrededor, con una única gran fortaleza visualizandose a lo lejos, en el horizonte. Atonita, ante esto Joanne tan solo susurró...

- ¿Que demonios?...

Escrito por: 'Dullahan'