martes, 19 de abril de 2011

Sangre: Intro, Parte 1

Mis ojos se abrieron súbitamente, había pasado parte de la noche en vela, y, sin darme cuenta, había despertado de un sueño inesperado.

Dude un poco al levantarme de inmediato, sin embargo, sentado sobre la cama, los recuerdos del día anterior volvieron a mi como un rayo, llenando cada espacio vacío en mi mente.

Rituales de sangre, esoterismo, espacios oscuros, sacrificios de muerte, dolor y sufrimiento, vida eterna, mis manos habían estado cubiertas de sangre. 

Mi cabeza daba vueltas mientras imagen tras imagen del cuerpo de una mujer desnuda sobre una mesa, ¡no!, sobre un altar, un altar cubierto con seda color purpura y adornada con candelabros de plata, permitían a mis ojos sentir pavor, moviéndose como si del estado MOR/REM se tratara, queriendo asimilar lo ocurrido con cada detalle.

Aquella era la iniciación, mi iniciación, finalmente lo había comprendido, había recordado, el día anterior a hoy, había muerto.

- ¿Donde estoy? -pregunté con voz sorda tratando de reconocer cualquier cosa en medio de la extraña habitación en la que me alojaba. Tenía bastantes preguntas ahora que me encontraba en un sitio diferente al que creí, debería estar en este momento.

Pensándolo bien, no recordaba nada después del ritual de iniciación. Al haber terminado en aquel cuarto oscuro tan solo iluminado por la luz de las velas, me encontré tendido en el suelo luego de haber pasado por una especie de ceremonia y prueba inicial para ingresar al Culto. No obstante, no me esperaba lo que prosiguió a estos actos de apertura.

- ¿Por que me encuentro aquí?, ¿Que sucedió realmente durante la iniciación?, ¿Habré tomado la decisión correcta al unirme al Culto? -un torrente de preguntas venían a mi una a una mientras recorría la pequeña habitación a mi alrededor, observando con cada detalle los extraños objetos contenidos en ella.

Un cáliz de plata adornaba el centro de una pequeña mesa de caoba de un color rojizo, a su lado, se encontraba una estantería de madera de cedro con los ejemplares mas difíciles de encontrar en el mundo del ocultismo y la magia ceremonial. 

- Al parecer el dueño de este cuarto sabía lo suficiente como para lanzarme alguna especie de maldición -tan solo pensé.

De un momento a otro deje a un lado los libros que ojeaba y volví la mirada hacia el objeto de plata que se encontraba sobre la mesa de caoba y note el parecido que tenía al usado horas antes en el ritual de iniciación.

Su base tenia la forma de las hojas de una rosa que, incrustadas con rubíes se encontraban dispuestas sobre círculos concéntricos que conformaban la parte baja del cáliz. En el medio, una perla negra era sostenida justo debajo de la copa en la parte superior, mientras esta, estaba adornaba con mas incrustaciones de rubíes y la silueta en relieve de  lo que parecían las garras de un dragón.

Me sentí hipnotizado ante el misticismo y la cantidad de secretos que ocultaba este objeto tan peculiar. Sin embargo, mi sorpresa fue aún mayor cuando me percate del reflejo de una luz parpadeante que apuntaba estar a mis espaldas.

- ¡Una cámara!, ¿acaso me están vigilando? -pregunté con obviedad al suponer la situación en la que me encontraba. Rápidamente corrí hacia la puerta de la habitación y mis suposiciones se convirtieron en una verdad perturbadora al tirar de la perilla... Estaba encerrado, era preso de alguien, de algo.

Traté de mantener la calma, pero mis instintos obligaron a que mi cuerpo reaccionara bruscamente dando golpes a la puerta y gritando con todas las fuerzas que pude encontrar de manera violenta, tratando de hallar alguna respuesta del otro lado, fuera quien fuera.

- ¿Hay alguien allí?, ¡respondan!, ¿alguien? -era inútil, tan solo me encontré con un silencio absoluto como respuesta.

Acto seguido, segundos antes de volver a entrar en pánico, un sonido lleno el vació dentro de la habitación.

- ¡Pero que interesante!, veo que has despertado joven Nero, pensé que serías nuestro sujeto fallido de pruebas numero 101 -dijo una voz tranquila con lo que se podía decir era alegría.

- ¡Espera un momento!, ¿Nero?, ¿sujeto de pruebas?, ¿que demonios pasa aquí?, para empezar dime donde estoy, ¿por que estoy encerrado?, ¿quien rayos eres y donde diablos estas? -plantee mis preguntas de manera desesperada a lo que mi nuevo anfitrión tan solo contestó. 

- Paciencia joven Nero, es comprensible que tantas preguntas ronden tu cabeza ahora que has despertado. Te sugiero que a partir de ahora esperes por Fi, en este momento se dirige a tu encuentro, ella contestará a todas tus preguntas.

- ¿Ella? -pensé. Al parecer era mi única opción, tal y como me encontraba.

- Por cierto, disculpa nuestra rudeza, pero debemos mantenerte aislado de los demás hasta que aprendas a controlarte, no se sabe en que momento se te puedan salir las cosas de las manos y sería catastrófico para todos. -continuó mi anfitrión. 

- ¿Pero que...? -tan solo susurre, ¿a que se refería este tipo con "controlarme"?. ¿Le habrán molestado los golpes en su hermosa puerta?, ¿los gritos quizá?, sonreí. 

Por lo que me resigné en ese instante y decidí guardar silencio de una vez por todas. No tenía caso hacer mas preguntas en ese momento si esa tal Fi las contestaría mas tarde.

Escrito por: 'Dullahan'

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